Pero nadie se animaba a romper el cerco. Fue una señora muy humilde, de pollera, la que avanzó. Y frente a la ametralladora, se destapó la blusa, pechos al aire:
—¡Tú mamaste de aquí, dispara aquí, carajo!
y la opinion egoista de los paises ricos? ah, pon el 10.